El talento como base de la competitividad en una nueva Masterclass del CCA

Co unna extensa trayectoria de trabajo en agencias de publicidad, Florencia Crosta expuso acerca de la necesidad de captar talento y la importancia de saber gestionarlo para poder retenerlo, al tiempo que también compartió su mirada sobre la situación actual del mercado con la irrupción de una generación que parece venir a cambiar las reglas del juego. 

“De lo que se trata es de tener gente contenta”, manifestó, invitando a cuestionarse si el talento que tengo es el que necesito y advirtiendo que en la industria aún falta trabajo en Recursos Humanos para que deje de ser un área de soporte y se transforme en un espacio constitutivo del negocio. A continuación, introdujo los diferentes paradigmas con los que se trabaja en RRHH, comenzando por el Principio de Pareto (conocida como la regla del 80/20), que establece que el 80% de las consecuencias proviene del 20% de las causas. Luego, habló del mundo VUCA (que aportaría el diagnóstico) y el universo RUPT (de donde se obtendría el propósito de acción), exhibiendo que, en resumen, “hay que entender que el mundo cambió y es ágil”.

También se refirió al modo BETA, con el que están trabajando las startups. “Sale al mercado sin fase final por muchos años”, contó acerca de este modo de “work in progress”, que supo aplicarse con Gmail en sus inicios, y que también podría pensarse respecto a las personas. “Como nos ven no siempre es como somos y como vemos no siempre es como es. Las certezas empobrecen”, señaló, advirtiendo que “hay gente que tiene talentos de los que no sabemos por no preguntar”. Haciendo foco en esto, remarcó la necesidad de que haya una convivencia, en la que se considere la experiencia del empleado y se logre empatizar con su problemática. Para eso aconsejó revisar las cinco C del trabajo en equipo: compromiso, confianza, complementariedad, coordinación y comunicación. La empresa tiene que tener un propósito, según Crosta, y los empleados son sus raíces.

También hubo espacio para reflexionar acerca de cómo las organizaciones se están convirtiendo en organismos, sobre todo con el arribo de los centennials, quienes buscan experiencias laborales (a diferencia de las generaciones anteriores, que iban detrás de la materialidad) y un modelo horizontal (de hecho, se habla de “redarquía”). En este sentido, Crosta señaló la necesidad de pensar estructuras con una mayor flexibilidad, cruces y dinámicas de trabajo. También remarcó la importancia de contar con datos para conocer a los empleados y sus experiencias, como ya lo está haciendo la compañía Globant. A su vez, propuso usar el feedback como una herramienta que por la acción produzca un efecto: “No es un pasillo. Tiene que haber -planteó- una formalidad. Hay que arrancar con algo bueno, que tenga un contexto. En el medio manifestar lo que no está tan bien (sin “pero”) y terminar con algo bueno. Que se vaya motivado y pensando”.

Por último, contó el modelo Scarf, de David Rock, quien demostró que las interacciones entre personas que se dan en la empresa activan en el cerebro los mismos sistemas de amenaza y recompensa que cuando se trata de una situación de supervivencia física. Según explica el padre del neuroliderazgo, habría que revisar, entonces, si están dadas las condiciones en cinco áreas: estatus, certeza, autonomía, relaciones sociales y transparencia. “Todos somos únicos y queremos dejar una huella”, concluyó la especialista. Y, aunque se declaró positiva respecto al futuro, afirmó que el tamaño dejó de ser un factor crítico y que las empresas que no cuenten con los profesionales adecuados van a tener serios problemas de competitividad.