PUBLICADO EL 08/12/2017

La vulnerabilidad como cimiento del liderazgo auténtico

En el marco del ciclo de charlas de Dossier Talento & Empresa, Nia Ayanz, Guillermo Daud y Elena María Dillon hablaron sobre la vulnerabilidad y cómo incide positivamente en los vínculos. Qué significa y cuáles son sus beneficios.

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En el ciclo de charlas dirigidas a las áreas de recursos humanos y gestión de talento, generadas por la división de Editorial Dossier, Dossier Talento & Empresa, se presentaron Nia Ayanz, Fundadora y Directora de Inteligencia Emocional con Caballos y Corporativa, junto con Guillermo Daud, Consultor Sr y Director de Operaciones, y Elena María Dillon, Psicóloga y Responsable de Gestión de IEC. A continuación, algunas de las ideas que se comentaron y debatieron en el evento.

El concepto central es que la vulnerabilidad, el mostrarse cómo uno es, es el camino para lograr la empatía. Generalmente concebimos a la vulnerabilidad pero, ¿puede ser que la ayudemos a convertirse en una fortaleza? ¿Puede ser que nos ayude a aprender, a ser mejores, a conocernos a nosotros mismos, y a partir de eso nos abra puertas a mejores relaciones?

El objetivo es construir relaciones de calidad, positivas. Para esto tenemos que conocernos, saber dónde y cómo somos vulnerables. A partir de ese conocimiento, se puede crecer. Es allí desde dónde podemos hacer que las cosas sucedan en función de lo que nosotros queremos, y estar en los lugares en donde genuinamente queremos estar, y no estar en los lugares que no nos hacen bien. Ese tipo de decisiones creemos que solamente se toman conociéndonos a nosotros mismos.

La vulnerabilidad es la capacidad que podemos tener de exponernos y mostrarnos tal cual somos, de no esconder lo que nos parece que nos puede perjudicar, sino, afrontarlo para poder crecer en los vínculos, para poder formar caminos que nos lleven adonde queremos ir, dejar las pantallas que el contexto, las culturas o la sociedad misma nos impone para poder ser genuinos y auténticos con nuestro ser y a partir de allí poder construir hacia adelante.

¿Qué es lo que no nos permite ser vulnerables? La pérdida de autoridad, en especial en el contexto de las organizaciones, porque mostrarnos débiles puede llevar a otras personas a amenazarnos con quitarnos áreas, con no aprobarnos nuestros proyectos, con denigrarnos frente a los demás. ¿Cuál es el precio que tenemos que pagar para poder salir de esta situación? Tiene que ver con coraje, audacia, entusiasmo, afrontar el riesgo, valentía. A través de ser valiente, tomar coraje, cambiamos la óptica desde donde miramos las amenazas, y transitamos ese riesgo que es lo que nos lleva a ser mejores.  Ser mejores en función de lo que nosotros queremos, no de lo que se muestra. En definitiva ser auténticos.

En lo corporativo, cuando se habla de vulnerabilidad, se habla de que los líderes, o lo equipos que son conscientes de su vulnerabilidad, son los que más éxito tienen en función de lo que hoy en día se necesita o se pide a nivel corporativo. Solamente desde esa vulnerabilidad es desde donde va a salir la innovación, creatividad, iniciativa, feedback, conversaciones difíciles. Es un líder que puede poner sobre la mesa lo que no está dicho. Vulnerabilidad implica que uno se conoce y conocerse significa que identifica, que gestiona, todo lo que tiene que ver con las habilidades emocionales. Puede identificar diferentes climas.

Hay trabas que se ven mucho en las empresas: una es el dualismo mental, estamos acostumbrados a pensar en opuestos, estamos acostumbrados a pensar en inteligencia o emoción, miedo o valentía, intuición o lógica, mil cosas más, me separo o no me separo. Ese dualismo mental, es una de las mayores trabas por las cuales no se genera un cambio, porque la realidad es que todas esas cosas conviven,  en simultáneo. No existe el enemigo o amigo, son dos caras de la misma moneda. Vulnerabilidad-fortaleza, es lo mismo, es la convivencia o la simultaneidad de esos opuestos a lo que no estamos acostumbrados. Por otro están las creencias  o los modelos mentales que traemos cada uno,  que definen, determinan y nos hacen hacer o actuar de determinada manera, ya casi en automático por una cuestión de que está automatizado y nunca nos pusimos ni siquiera a pensar.

Hay una cultura o tradición del deber ser, de la inteligencia como opuesta a la emoción, una cultura de lo idéntico. Lo extraño, lo negativo era expulsado, pasa todavía hoy. Desde la automatización a nivel tecnológico, se busca automatizar comportamientos, y, ¿está bien o está mal? No importa si está bien o está mal. La pregunta es si es  funcional o no es funcional a lo que las empresas quieren. Entonces, si queremos decir que somos innovadores, que somos creativos, que innovamos en productos, que somos flexibles, que atendemos dinámicamente a la demanda o a nuestros clientes, pero estamos fabricando robots de determinadas conductas asociadas, alineadas y funcionales a una cultura y adaptamos a las  personas a los procesos. Son liderazgos tradicionales, liderazgos de no permitir errores, liderazgos del equivocate y está mal.

 

Entonces, para sintetizar: tenemos miedo, debilidad, temor a la exposición, incertidumbre y eso nos genera un riesgo, para poder afrontar nuestra vulnerabilidad, necesitamos: coraje, audacia, valentía y ser auténticos. Es la única forma en la que nosotros creemos que se pueden lograr mejores vínculos: conexiones positivas, empatía, conocimientos, en donde podemos transmitir, compartir y aprender  con los demás. A partir de ahí es desde donde podemos trabajar, desempeños excepcionales, éxito y un real cambio. Esto es lo que, nosotros consideramos, es parte de la forma en la que tenemos de trabajar en las intervenciones con las empresas. El desafío es ese, cómo acompañamos a las organizaciones o como las organizaciones definen su modo de proceder, su cultura. Para dejar de pensar en crear ovejitas o robotitos que se comporten todos igual, y obtener el beneficio de eso. Para obtener lo mejor de cada uno, hay que dejarlo ser, y no todas las empresas están preparadas para eso. El camino es el reconocimiento de la vulnerabilidad.

 

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