El antimarketing se apalanca en un movimiento, nacido desde los propios consumidores (molestos) y que puede generar oportunidades incluso más efectivas que las campañas originadas en la empresa.
El nuevo consumidor es más escéptico y crítico. Para esquivar “los anticuerpos” que han creado los consumidores para, protegerse de las recetas de siempre, hay que desarrollar la innovación, crear estrategias para relacionarnos de manera inteligente y antinarcisista.
Se debe desarrollar la “honestidad lucrativa”, en lugar de resaltar sólo las ventajas del producto, comenzar a mirar desde la perspectiva del consumidor. Así el Antimarketing puede ser marketing social intentando disminuir problemas y tabúes: El alcoholismo, la obesidad, la corrupción, los falsos ideales de belleza. etc.