A pesar de sus raíces japonesas y su lugar de nacimiento en Estados Unidos, dice sentirse europea: “soy demasiado indómita para ser una mujer japonesa”. Ama al tango por encima de todo. Gran parte de su agenda se organiza alrededor de clases, profesores y clínica de especialización en Buenos Aires (al menos una vez al año) aunque jamás bailaría profesionalmente.
De rasgos y ascendencia japonesa, nacida en San Francisco - Estados Unidos - llegó al mundo con una cámara bajo el brazo. A los 6 años de edad decidió fotografiar las cosas que a ella más le gustaban y esa cámara se convirtió en un diario visual de su vida afectiva donde se amontonaban instantáneas de paisajes, amigos, familia, caballos y otras favorite things. A los 15 realizó su primera foto documental. A los 16 ya producía arte conceptual, proyectos personalísimos y retratos donde se iba definiendo su sello. No es de extrañar, pues que a los 19 años su carrera ya estaba comenzada y creciendo. Estudió en el Art Center College of Design de Pasadena - California - y creó un triángulo geográfico entre Tokio, Los Ángeles y New York, donde fijó su residencia después de haber sido galardonada a los veinti pocos por la campaña que dirigió para la línea de perfume de la marca Diesel. Este hito la ubicó en uno de los sitios donde ahora es reina: el diseño publicitario cinematográfico para casas y marcas de productos de lujo. Taira empezó a escribir su trayectoria con luz a través de sus filmes. Tampoco el mundo editorial no la dejó pasar de largo, y como fotógrafa tuvo en su haber un número amplio de portadas de Life Magazine cuyos personajes principales serían capturados por ella.
Karina estuvo en el mes de febrero de este año en Buenos Aires rodando el spot de campaña de la empresa de salud Medifé. “Este sí que ha sido un desafío”, dijo al finalizar la última escena de rodaje que salió a la luz la semana pasada.
“En cuanto la gente de la consultora Comunicaciones Sudamericanas que trabaja con Medifé me contactó y aún antes de cerrar el trato, de ver mi agenda y de ultimar los detalles, ya había imágenes en mi cabeza para comunicar este producto en televisión o cine. ¿Y sabes qué? nunca pensé en enfermedades o medicamentos… sino en la alegría de la vida. En el bienestar, en todo lo que se puede percibir a través de los sentidos, en el cuidado. En el afecto. Y se empezaron a agolpar imágenes e ideas que compondrían el comercial. Pensé en el amor, en la vida, en cuidarse y cuidar. Gracias a Dios yo tengo una buena salud, así que pude concentrarme en lo mágico de cada día, las pequeñas cosas increíbles que ocurren gracias al hecho de estar vivos. Lo sensorial, lo que entra por los poros y nos hace disfrutar el momento.
Y me di cuenta que no era un cambio de registro en mi carrera, sino sólo un cambio de producto para una misma manera de entender el mundo. Es una cuestión filosófica.”
¿Hay algún elemento distintivo que tuvo que tener en cuenta al rodar para el público argentino? “No. No creo que haya diferencias profundas entre unos y otros. A los argentinos, como a los europeos, como a los asiáticos… les pasa, nos pasa, lo mismo. Queremos disfrutar de la vida, de la familia. Queremos ser felices, hacer lo que amamos, amar lo que hacemos. Simplemente ser humanos.”
Efectivamente se trató de un rodaje exhaustivo de tres semanas de trabajo intenso y a distancia entre los miembros de Comunicaciones Sudamericanas, Medifé y ella para ajustar la idea y el guión; luego tres semanas más para la pre producción. Después llegó el rodaje en Argentina que se complicó un poco por las lluvias con lo cual hubo que rodar todo en menos tiempo del dispuesto originariamente. Luego habrá unos 20 días de post producción en algún lugar del mundo. O mejor dicho, en el mundo virtual que es donde tiene su segunda residencia.
