Los profesionales insistieron en la importancia de preparar y evaluar el proceso, para lograr una curva de mejora ascendente.
En esta oportunidad eligieron abordar el tema de manera práctica y trabajar en parejas en torno a un conflicto, aplicando los conceptos propios de la negociación creativa: establecer las partes, definir los intereses, plantear las opciones, enumerar las alternativas, definir el método justo para darle legitimidad, utilizar la comunicación para mejorar la relación y manifestar el nivel de compromiso o acuerdo. Los casos planteados pasaron por la tenencia de una mascota hasta la distribución del trabajo en un equipo creativo.
Ingouville volvió a insistir en el valor de la escucha activa como una herramienta para mejorar la comunicación con el otro y evitar así que aparezca la adrenalina que lleva a la reacción del cerebro reptileano (que se manifiesta con frases como “me saltó la térmica” o “se me soltó la cadena”). “Estamos preparados a responder inmediatamente a la pregunta, cuando son pocas las situaciones en las que hay que contestar de manera emergente”, señaló Gellida. Asimismo, manifestó la importancia de reglar la relación como un paso para ponerse de acuerdo, establecer un diálogo y generar la sensación de que las partes tiran para el mismo lado.
También los expositores indicaron que es necesario en una negociación no cerrarse, sino reconocer los matices de la situación, poner las propuestas sobre la mesa y analizarlas juntos, así como saber que siempre hay posibilidades de crear valor. Por ejemplo, definir cuánto vale el tiempo de trabajo pero también si se es reconocido; o si la oportunidad permite aprender una herramienta nueva, aunque el monto a cobrar no fuera el esperado inicialmente. Sin embargo, para que esto tenga efecto, advirtieron que es fundamental plantear las alternativas (qué consigo si no me pongo de acuerdo), ya que permite comparar y estar sereno con la decisión final.