La acción se apoyó en una mecánica simple: cada imagen publicada en la cuenta de Tarjeta Naranja invitaba al usuario a conocer en profundidad lo lindo dentro de esa imagen, revelando que hay una “historia” detrás de un beneficio.
Se compartieron, entonces, imágenes con copys que invitaban a realizar un recorrido a través de otras cuentas creadas específicamente para la acción. Guiados por la curiosidad y por conocer el detrás de la foto, los usuarios terminaban por descubrir que la imagen inicial era sólo un detalle de una fotografía más grande que había sido fragmentada en nueve publicaciones y que tenía como trasfondo el soporte de una historia.